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Érase una vez el cuerpo humano
Aquí podéis recordar el video que vimos en clase sobre el cuerpo humano
Cuento los 5 sentidos Érase una vez una niña llamada Marisol. Era muy alegre, solía pasar con sus padres, horas, y horas jugando . Cada día inventaban un nuevo juego o canción con la que divertirse. Un buen día, su mamá y su papá a la hora del juego, hablaron con ella; le explicaron que iba a tener un nuevo hermanito, con el que podría jugar cuando fuese mayor; entonces Marisol se puso muy contenta. Pasó un tiempo y nació el hermanito de Marisol, ésta estaba impaciente por ver como era y porque iba a venir toda la familia a casa. De repente llamaron al timbre, era su abuelita Mª Luisa, Marisol, corrió hacia ella, pero ésta a penas le hizo caso, pues se dirigió con prisa a ver a su hermanito Luisito. En ese momento Marisol también se dirigió a verlo, y quiso cogerlo, pero sus papás le explicaron que todavía no podía jugar con ella. Al día siguiente, cuando llegó la hora del juego, Luisito se puso a llorar porque tenía hambre y su mamá le dijo, que a partir de ese día ya no podrían jugar a esa hora porque tenía que darle de comer, y bañar a su hermanito. Con su papá tampoco podía jugar porque desde ese día tuvo que ponerse a trabajar también por la tarde, ya que según le dijeron “necesitaban tener más dinero para poder comprar comida para el bebé”; fue a partir de ese momento cuando Marisol, comenzó a insultar a su hermanito; Marisol: “asqueroso pequeñajo”, “estaba mejor cuando tu no habías nacido” “Eres un ladrón porque me has robado el cariño de mis papas” “Ellos ya no me quieren, y eso es por tú culpa”. Una noche, Marisol se acostó muy enfadada con su Luisito, pues apenas había podido hablar con sus padres ese día, ya que éste estuvo todo el día llorando; muy triste, y desolada, Marisol se fue a dormir. Mientras dormía tuvo un sueño. Marisol, soñó que se marchaba de su casa, apareció en un lugar en el que todo era muy oscuro, no había estrellas en el cielo, y la luna a penas se dejaba ver, se dio cuenta de que estaba en un bosque misterioso. De repente mientras caminaba sin rumbo, se chocó con una gran mano, tan fuerte fue el golpe, que se cayó al suelo. Cuando despertó, preguntó a la gran mano: Marisol: ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? ¿Por qué me duele tanto la cabeza? La mano la tranquilizó acariciándole la cabeza. Tacto:”No te preocupes, no tengas miedo, yo soy el tacto y puedo tocarte y saber si estás suave, fría… Tú también tienes tacto, utiliza tus manos para tocar este pañuelo ¿Qué sientes? Marisol: ¡uy! ¡uy! Está frío. Tacto: Marisol, ¿ Por qué no quieres a tu hermano? Marisol: porque es por él, por quien ya no me acarician mis papás Tacto: si lo hacen, pero en lugar de tocarte diez veces como antes, lo hacen cinco, y las otras cinco se las dan a tu hermana, acuérdate de lo que te digo, y compruébalo cuando despiertes. - De repente el Tacto desapareció misteriosamente. Nada más irse, apareció el Olfato: Olfato: Marisol, ¿Por qué estás triste? Marisol: es por causa de mi hermano, no entiendo porque ya mi mamá no me hace esas comidas que huelen tan bien, ni me pone mi ropita con ese olor a mi colonia preferida. Olfato: si te hace esas comidas, pero en lugar de hacértelas tantas veces, te las haces menos, además tú eres una chica mayor, y ya puedes vestirte tú solita; si hueles tú ropita, podrás comprobar que huele como siempre. Apenas terminó de escuchar estas palabras, cuando El Olfato desapareció sin más. Marisol, en su sueño, pensaba: “quizás el Olfato, tenga razón, ya soy una chica mayor, tengo cuatro años, y puedo hacer algunas cositas yo sola”. Mientras hablaba se presentaron muy alegre las orejas: Orejas: venimos a pedirte que no digas esas cosas tan feas de Luisito, el lo oye todo y se pone muy triste pensando que tú no la quieres, el quiere jugar con tigo pero aún es muy pequeño, estate atenta, que cuando crezca un poquito, la primera palabra que dirá será Marisol, ya lo verás, estate muy atenta con tus orejas, que tu ya sabes que sirven para escuchar, cuando escuches el llanto de tu hermanito, así: mua, mua, mua, significará que quiere que estés a su lado, y cuando estés con él, se calmará, ya lo verás. Esto último que le dijeron las orejas a Marisol, la hicieron pensar aún más, nunca creyó, que su hermano se pudiera poner triste. Las orejas se marcharon entre risas, y cantos, pero antes de marcharse le enseñaron a Marisol un nuevo juego para que lo practicara con su hermano; las orejas le explicaron que en todos los sitios hay muchos sonidos distintos, e incluso que nosotros mismos podemos hacer sonido con nuestro cuerpo, tocando las palmas, silbando…. En esto consistía el juego que podría practicar con su hermano, en tocar las palmas. Entonces cuando Marisol practicaba el juego, apareció el gusto, y Marisol antes de que éste dijera nada, le pregunto: Marisol: ¿Tú también vas a tratar de convencerme, que trate mejor a mi hermano? ¿Pues aún hay algo que no entiendo? ¿ Porque mis papás no me dan tantos besos como antes, ni me dan esas frutas que tanto me gustan? Gusto: Marisol, como el Olfato dijo tú ya eres una niña mayor, y puedes coger tú solita toda la comida que quieras, además, ellos sí te siguen dando besitos pero tienes que compartirlos con el bebé, en lugar de darte ocho, como antes, te dan cuatro, pero estate tranquila, que cuando Luisito sea un poco mayor, también te dará muchos besitos, ya lo comprobarás. Apenas el gusto, había acabado de hablar, cuando de repente apareció la vista que todo lo ve, pero con su aparición desapareció el gusto. La vista: Marisol, yo soy la vista que todo lo ve, y he visto todo lo que has hecho durante toda tu vida, y lo que haces ahora, ¿Sabes para que te sirven los ojos? Marisol: creo que para ver, con ellos vemos muchas cosas, y éstas tienen muchos colores, rojo, azul, etc.…. La vista: exacto, y con ellos son con los que tienes que ver que tus papás te quieren como siempre, mira a sus ojos cuando hablan con tigo y solo verás amor, verás, que tú padres te aman con toda su alma y corazón, que tú y tu hermanito sois lo mejor que les ha pasado en la vida, lo que pasa, es que tienes que compartir ese amor. Mira lo que ocurriría si tú desaparecieras de sus vidas. Siempre estarían tristes, y desolados. Cuando la vista terminó de decir estas palabras, aparecieron todos los demás sentidos, y le dijeron a Marisol, una frase, que permaneció siempre en su mente :” utiliza tus sentidos para comprobar que tus padres te quieren como siempre, y que tú hermanito está deseando que le aceptes”. Tras esta frase, Marisol despertó, al hacerlo recordó todo su sueño y en especial la última frase que todos los sentidos le dijeron. Entonces Marisol, se levantó, dio un abrazo muy fuerte a su hermano, le pidió perdón a él, y a sus papás, y éstos también a ella. Con el tiempo comprobó que todo lo que los sentidos le habían dicho era verdad, lo de las caricias, lo de las comidas, su ropita, e incluso lo de que la primera palabra de su hermana sería Marisol. El patito Feo Como cada verano, a la Señora Pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los más guapos de todos. Llegó el día en que los patitos comenzaron a abrir los huevos poco a poco y todos se congregaron ante el nido para verles por primera vez. Uno a uno fueron saliendo hasta seis preciosos patitos, cada uno acompañado por los gritos de alborozo de la Señora Pata y de sus amigas. Tan contentas estaban que tardaron un poco en darse cuenta de que un huevo, el más grande de los siete, aún no se había abierto. Todos concentraron su atención en el huevo que permanecía intacto, incluso los patitos recién nacidos, esperando ver algún signo de movimiento. Al poco, el huevo comenzó a romperse y de él salió un sonriente pato, más grande que sus hermanos, pero ¡oh, sorpresa!, muchísimo más feo y desgarbado que los otros seis... La Señora Pata se moría de vergüenza por haber tenido un patito tan feísimo y le apartó con el ala mientras prestaba atención a los otros seis. El patito se quedó tristísimo porque se empezó a dar cuenta de que allí no le querían... Pasaron los días y su aspecto no mejoraba, al contrario, empeoraba, pues crecía muy rápido y era flacucho y desgarbado, además de bastante torpe el pobrecito. Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se reían constantemente de él llamándole feo y torpe. El patito decidió que debía buscar un lugar donde pudiese encontrar amigos que de verdad le quisieran a pesar de su desastroso aspecto y una mañana muy temprano, antes de que se levantase el granjero, huyó por un agujero del cercado. Llegó el invierno y el patito feo casi se muere de hambre pues tuvo que buscar comida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que pretendían dispararle. Al fin llegó la primavera y el patito pasó por un estanque donde encontró las aves más bellas que jamás había visto hasta entonces. Eran elegantes, gráciles y se movían con tanta distinción que se sintió totalmente acomplejado porque él era muy torpe. De todas formas, como no tenía nada que perder se acercó a ellas y les preguntó si podía bañarse también. Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito vio en el estanque, le respondieron: - ¡Claro que sí, eres uno de los nuestros! A lo que el patito respondió: -¡No os burléis de mí!. Ya sé que soy feo y desgarbado, pero no deberíais reír por eso... - Mira tu reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y verás cómo no te mentimos. El patito se introdujo incrédulo en el agua transparente y lo que vio le dejó maravillado. ¡Durante el largo invierno se había transformado en un precioso cisne!. Aquel patito feo y desgarbado era ahora el cisne más blanco y elegante de todos cuantos había en el estanque. Así fue como el patito feo se unió a los suyos y vivió feliz para siempre. FIN
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