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Capítulo 1
Perro maligno en la ciudad ![]() La ciudad es un caos: un gran meteorito se aproxima a la Tierra. Pero no viene solo, se ha traído a un temible dinosaurio volador. Este por tierra y el meteorito por aire se van a cargar la ciudad en un abrir y cerrar de ojos. Pero no os asusteis que viene ¡PERRO MALIGNO! Que se ha enterado que otros y no él van a destruir la ciudad. PERRO MALIGNO, aunque él es autosufiente para eso y para más, se ha traido a su amigo o enemigo la seta maligna voladora que tambien como él, porque todo lo malo se junta, se dedican al pillaje, la destrucción masiva, en fin a la mala vida. En este primer capítulo podeis observar como el meteorito va directo a la catedral, que tiene aspecto de catedral (con el butafumeiro y todo) pero que en realidad no es una catedral, es una carcel de niños burbuja, donde lo monjes que tampoco son monjes se dedican a experimentar con ellos, para crear una humanidad burbuja donde ellos serán los dueños del mundo. El niño que esta hasta … la misma burbuja de esta encerrado allí en la falsa catedral, que tiene un servicio de caterin horroroso, escucha a dos niños etíopes, como bien podeis observar, jugando al bagminton etiope que no es como el badminton normal sino que se juega en vez de con una pelota con un zapato de un naufrago que se comieron los canívales de la tribu ( que quereis sino había Mcdonals). El niño burbuja miró asustado como un coche rojo iba a atropellar a los niños etiopes, se puso en su camino y lo atropelló a él, pero... no le paso nada su burbuja le salvo la vida, esta se rompió y dejó libre al niño que tras un momento de agobio se dió cuenta de que podía respirar. El dueño del coche, dueño no porque el coche era robado, se dio a la fuga robándole la cartera al dinosario. Este enfadado aplasta al coche y el conductor consigue salir por la ventanilla, dejándose atrás el brazo con el que le robó la cartera. Espectadores de lujo son el sol y la luna que llevan años enfadadados porque la luna dice que está harta de salir de noche que quiere salir de día y el sol siempre le está diciendo que no. Harto de los reproches el sol le manda a la luna una avispa que le pica en toda la lengua. |
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