Lo primero que hicimos fue visitar el zentralfriedhof (cementerio central). Está situado en las afueras de la ciudad. Es enorme: para que nos hagamos una idea puede ser como el pueblo de "Dos hermanas" de Sevilla. El cementerio es precioso, son kilómetros y kilómetros de zonas verdes transitables en las que entran ganas de darse un paseo, esto puede sonar siniestro, pero tiene una explicación: el cementerio está dividido en varias parcelas( el sitio de los políticos, el sitio de los religiosos, y el sitio que a nosotros nos interesa, el de los músicos). Allí están enterrados Beethoven, Schubert, Brahms, Salieri, Los Strauss (padre e hijo), Schoenberg, Wolf...hasta hay un mausoleo con un monumento dedicado a Mozart (que como ya sabemos fue enterrado en una fosa común y no se sabe donde están los restos).
Viena es conocida como "La ciudad Imperial" y como capital del Imperio Austro-Húngaro, allí tenían sus palacios y residencias (de invierno y de verano) personajes como Sissi Emperatriz o Francisco José.
Como no podía ser de otro modo, nosotros fuimos a ver una ópera al Wienerstaatsoper (ópera estatal de Viena), cuyos músicos forman la Orquesta Filarmónica de Viena. ¡Pocos discos tenemos grabados por ellos! En fin... cuando nos sentamos a escuchar el primer acto de "El barbero de Sevilla" y los primeros acordes de la Obertura comenzaron a sonar... bueno, qué decir... ¡sin palabras!
Otro lugar que visitamos y que consideramos, cualquier eficionado a la música debe acudir raudo y veloz es "La casa de la Música". Es simplemente espectacular: está dividida en 3 salas, dedicadas cada una a los 3 grandes clásicos de la viena musical: Haydn, Mozart y Beethoven. Cada una de las salas costaba de instrumentos de los propios compositores, partituras originales transcritas por estos genios y todo ello amenizado con las grandes obras maestras de cada compositor.
